viernes, 29 de enero de 2010

Ataque a Cabañas




Imagen tomada de: http://img.skysports.com/08/06/218x298/SalvadorCabanas_981632.jpg

El lunes por la mañana una noticia consternó al país: el ataque a Salvador Cabañas en el bar Bar de la ciudad de México. La noticia sirvió para volver a darnos cuenta de la impunidad y corrupción que imperan no solo en el DF, sino en todo el país. Es verdaderamente vergonzoso que por el simple hecho de tener conocidos en un lugar, se violen todas las reglas y protocolos que aplican en un lugar (como fue el caso del atacante, al cual no se revisó al entrar al bar). También me dan asco las prácticas de corrupción practicadas por los dueños de bares y discotecas y que según su líder, "se vieron obligados a hacer para poder operar". Esto es el absurdo de los absurdos. Ahora resulta que se vieron obligados a ser deshonestos e ignorar las leyes para poder seguir haciendo su negocio.
Las prácticas de corrupción que se han permitido en el país nos han llevado a una situación intolerable como la que vivimos, en donde ahora hasta para ir a divertirse hay que tener miedo de que algún patán arrogante con dinero nos vaya a hacer algo. Lamentablemente, mucha gente se queja y nadie quiere hacer nada. La solución es fácil: cambair nuestra actitud. Si somos más respetuosos de las leyes y no permitimos que algunas personas quieran abusar de nosotros, esto no sucederá y sólo así podremos revertir esto.
Espero que Cabañas salga de esta situación y pueda seguir teniendo una vida lo más normal que se pueda. Por ahora, solo habrá que esperar a que las cosas se den y desearle lo mejor. Igual, quisiera pedir a las autoridades a que dejen de ver por sus propios intereses y vean más por nosotros, que somos los que les pagamos para que trabajen para nosotros.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo contigo, si queremos evitar esto, nosotros mismos debemos dejar de hacerlo. Ya que los bares y discotecas no nos van a decir: ya son las 3am por favor retírese, nosotros deberíamos ser los responsables y salirnos. Conforme a lo que pasa entre autoridad y dueños de centros nocturnos, es un asco. Es una mafia tan marrana y tan marica que nadie se atreve a hacer algo. Todavía fueran como en el tiempo de los gángsters, pero parece que hasta eso ha perdido el respeto. ¡Qué munga!

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